miércoles, 6 de enero de 2010

Dolor en el alma

Yo no soy quién



para juzgar


pero no quiero escuchar


porque no olvido


y en cada latido


me desangro


por el simple motivo


de aquellas palabras


que sentencian un momento,


sentimientos nobles


suspiran desencuentros


y vuelvo a morir


al recordar


y vuelvo a pagar el precio


del silencio


que me habla al oído


enloqueciendo,


respeto a los necios,


a los cobardes,


a los amables consentidos


y vomito mi cara


frente a un espejo


delineando mi rostro


enmudeciendo


para aquellos que están


ausentes


en mi presencia.

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