Un calendario vencido
derrama los días
sobre mi cuerpo dormido,
mientras los meses
lloran semanas perdidas,
números marcados en mi piel,
y la luna que cambia su silueta
para seducir con su figura
a la nostalgia
que bosteza recuerdos
entre paisajes que suspiran
sueños cansados
bajo nombres que se repiten
años tras años,
y la suerte que acompaña
con su espera
sobre pasillos acostumbrados
observa como siete columnas
sostienen a la vida que aguarda
al descanso
que se despierte
y pinte su rostro con colores llamativos
para ser aquello que no fue,
tiempo…
simplemente eso,
un tiempo medido
que vive y muere
en un calendario vencido.
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