Navegué tantos años
los mismos mares
buscando sueños
escondidos,
pedazos de un ayer
que no fueron míos
hirieron mi futuro,
lastimaron mi albedrío,
recorriendo puertos sin puertos
sobre un barco hundido,
anclado en un tiempo
que sólo piensa
y recuerda
noches con estrellas,
vientos y lejanías;
corrientes de lamentos
y alegrías se mezclan
en un océano sin olas,
sin distancias,
ni poesías;
horizonte y soledad
se abrazan
aguardando al sol
que se desprenda de la madrugada
y enceguezca,
paralice,
justificando el naufragio
de una vida que espera
una señal
bajo una sombra de dudas
y de mentiras.
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