Decime...
que hay latidos
en tu pecho que se parecen
a los mios
que se despiertan
de repente
como gaviotas en un río
suspiros rasantes
sobre un espejo vivo.
Decime...
que hay noches
que tejen memorias
sobre una luna que invita
a renacer a los
sueños,
a perfumar mi piel fría
dejando sobre mi cuerpo
aromas de rosas y glicinas.
Decime...
que hay un tiempo,
un instante que espera
una ilusión que le hace
de centinela a un sentimiento
que duerme entre sabanas
arrugadas de memoria.
Decime...
que hay un silencio
que condena.
¿Y la sentencia?
la espera.
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