No fué la lluvia
la que derramó la tormenta
sobre tu cuerpo dormido,
fué el tiempo transcurrido
que esbozó presencias
acontecidas
perfumando con
dudas,
tu piel
y la mía.
No fué el viento
quien se detuvo
para dejar de volar
entre sueños compartidos
despertando al alba
con suspiros,
anestesiando la espera
con preguntas repetidas
lastimando el despertar
con espinas.
No fué la noche
quien derramo estrellas
en caminos oscuros
para iluminar
puertos sin bahías,
fué la vida que
duerme
sobre sabanas
acostumbradas
mostrando
pedazos de un ayer
que lastiman
con su nostalgia
lo más profundo del corazón…
que es la distancia
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