No fui yo
fue ella…
la que lavó el mantel
después de tu presencia,
la que oyó sin escuchar
sonriendo diferencias
alimentando un tiempo
comprometido
el tuyo…
el mío.
No fui yo
fue ella…
como José y María,
como Eva después del resultado,
como Juana de Arco
y su pasado.
No fui yo
fue ella…
guardando
lo acomodado,
esperando
lo inesperado,
ocultando sus sentimientos
para encontrarnos,
no mostrando sus heridas
para que tu felicidad
fuese tuya,
y también mía;
siendo tu remedio
en tu sufrimiento.
No fui yo
fue ella…
y no entender,
quizás
como yo,
que después
de nuestras sonrisas
fervientes
ella siente frío
y no estamos
presentes;
estando vivos.
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