para verme frente a mi mismo,
como una pieza de ajedrez
que teme un final en cada jugada,
pasos felices después de un resultado,
rey, reina, alfil
y una torre que acompaña la espera
al lado de un caballo que salta sin pausas
buscado su destino,
peones autistas avanzan sobre sus quimeras
y un tiempo medido acompaña sus caminos
desnudando sus lealtades…
morir y poder sentirse vivos.
Me corro entre cuadrados amarillentos,
buscando mi pasado
y me siento prisionero de un albedrío,
cuando los latidos son la música de un juego
el alma se duerme
sobre sueños cedidos.
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