Hay un lugar...
y un árbol...
que con sus ramas
acaricio ese auto...
centinela...
del primer beso tan deseado...
testigo de un amor sin pecado...
miradas que regalaron brillos
a sombras cómplices...
mientras el viento despejaba
las primeras hojas de un otoño
inigualable...
noche con perfume a piel...
regocijo de estar...
frente a frente...
A un mismo corazón..
y sus latidos.
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