Anclada en amaneceres repetidos
va suspirando recuerdos
sobre un barco hundido,
envejeciendo abrazada a un tiempo
que acota, condena y discrimina
sufriendo en sus manos
sueños de lejanías.
Anclada en amaneceres repetidos
vestidas sin sus años
frente a un espejo
sin latidos,
combatiendo su ausencia
con remedios vencidos,
muriendo en las noches
sin luna, sin abrigo,
y con sus ojos despintados
por lágrimas y rocio
va buscando el sentido
de vivir lo vivido.
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