La luna despertó
avergonzada,
regalando estrellas
a una noche tan pequeña
como los momentos de amor
y entre tintas de sal
escribo en un piel
desacostumbrada
un poema que le pide al alba
instantes
sin pensar en el albedrío
el mismo que se atrevió
desprevenido pimpollos de rosas
con perfumes y suspiros.
La luna despertó
con la mitad de su cuerpo tapado,
y no volvió a iluminar,
resabios de un ayer
que muere
sin despertar,
y entre tantos momentos acostumbrados
no olvido…
lo amado
lo que me ha robado.
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